domingo, febrero 17, 2008

Un día para recordar


El pasado martes se quedaron mis cosas requisadas en el vestuario del trabajo por pérdida de llaves, hasta el día siguiente no podía recuperalas.

Consecuencias:

- No tenía ropa para cambiarme, me veía paseandome un trocito de Valencia en uniforme rojo, lleno de harina y restos de ingredientes (soy una cerda, debo admitirlo) y sin chaqueta.
- Aun sin llevar bonobus/metro, me disponía a pedir dinero prestado a alguien del trabajo para irme, eran las 12 de la noche y el transporte público brilla por su ausencia.
- Me trajo el jefe a casa, averigüé cómo llegó a ser Jefe de Tienda con tan solo 24 añitos.
- Me propuso que me presentara para acceder como encargada en cuanto salieran las convocatorias, cosa que me hace sentir muy orgullosa, tan solo llevo 2 meses allí.
- Hasta el día siguiente por la noche no podía recuperar mis cosas, aparentemente no pasaba nada, no tenía nada importante que hacer y podía prescindir de ellas, pero basta que te falte algo para...
- Después de mis ocho oras de trabajo de pintura y restauración, nos disponíamos a volver a casa mi padrastro y yo. Me paré un segundo en una peluquería para preguntar una cosiña, con lo que le dije a mi acompañante "sigue tú, que enseguida te alcanzo".
- Alguien prendió la mecha del cohete que tenía en el trasero y desapareció.
- Yo siempre ilusa e ingenua, pensé que estaría esperandome en la parada de bus
- Ja!
- Ja!
- Ja!
- Aun a sabiendas de mi problema, desapareció, cogió el bus por su cuenta y se largó.
- No me habría importado, es más, me habría hecho ilusión con tal de no aguantar su cara, de no ser por ese pequeño... contratiempo: no llevaba nada encima.
- ???
- Habra que echarle morro... y pedir dinero en la calle.

No aconsejo esa sensación a nadie. Me sentí rastrera, sucia. Pedir dinero a cualquiera, tienes un problema y debes solucionarlo como sea. Pero piensalo, tu nunca has querido dar dinero a esos que sabes que lo invertirán en un carton de vino, en lugar de un bocadillo. Mis pintas tampoco eran las más adecuadas. Eso sí, pena daba un rato, estuve a punto de echarme a llorar de la rabia y la impotencia y de saber que en este pequeño mundo muy pocos estan dispuestos a ayudar.

Una mujer en la misma parada de bus, refunfuñando entre dientes sacaba de su monedero bien resguardado por si se lo robaba, el euro con veinte que le habia pedido. Se lo agradeci infinitamente varias veces, creo que ella no tiene ni idea del gran favor que me hizo...

Y esque, ¿de quien te vas a fiar hoy en dia?

2 comentarios:

Fer Noguera dijo...

Desde luego una putada de día, por lo menos te reirás cuando lo recuerdes.
Ah, Muy buena la de Tim Barton, me recordó a Kill Bill ¿adivina porque? :)
Ya tengo el Chico Ostra preparado para regalar, me falta envolverlo. Me parece
Excesivamente caro cuando podría haberse realizado en un formato más de comic,
pero claro se paga por el autor como si fuera una marca.
Un saludo.

krisish dijo...

Desde luego es que siempre empiezan a juntarse las pequeñas desgracias... pero tiene razón Ferni seguro que luego lo recuerdas con una sonrisa.
Y tu última pregunat ¿De quién te vas a fiar hoy en día? tiene mucha miga. Necesita de una buena reflexión.
Un besote